La Educación Física
Desde una perspectiva pedagógica, la educación física contribuye de manera
importante y específica a la formación integral de los adolescentes en la escuela
secundaria. La vigorización y el conocimiento de su cuerpo mediante el movimiento,
la relación y la convivencia con sus pares, la identificación y la puesta
en acción de su potencialidad física, brindan al alumno de secundaria una mayor
conciencia de su personalidad. Dicho de otro modo: cuando un adolescente
se mueve, actúa como un ser total capaz de manifestar los conocimientos,
los afectos, las emociones, las motivaciones, las actitudes y los valores que ha
adquirido a lo largo de su vida en los contextos familiar, social y cultural, y particularmente
en la educación recibida durante los años que ha permanecido en
la escuela.
El sentido formativo de la educación física consiste en interrelacionar
todos estos aspectos para conferirle a la motricidad de los estudiantes un carácter
intencional, consciente, que implica un razonamiento continuo sobre
las realizaciones y acciones motrices, a la vez se pretende acercar a los alumnos
a experiencias y actividades que los lleven al conocimiento de sí mismos y a la
construcción de su identidad.
Durante la práctica de la educación física, el alumno de secundaria
debe cumplir reglas para el juego limpio, no sólo porque sin ellas difícilmente
podría efectuar la acción, ejecutarla en un contexto y regular su participación,
sino también porque en las actividades de educación física establece un
vínculo activo con los demás y lo hace mediante su cuerpo en movimiento, lo
cual le exige pensar en los otros, actuar junto a ellos, respetarlos, apreciarlos,
tolerarlos, tomar partido –por todos, por algunos o por alguien en particular–,
solidarizarse o apoyarse conjuntamente. De esta manera el alumno practica los
valores y reflexiona en torno de ellos, y a la relación cordial y respetuosa con
los compañeros.
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Además, cuando un adolescente se encuentra en una sesión de educación
física emplea capacidades sensoriales y perceptivas que le permiten obtener
información, resolver problemas y situaciones durante la acción, ubicarse
en el tiempo y el espacio (en un momento o contexto determinados), y coordinarse
con otros mediante su propio cuerpo, tomando en cuenta en dónde se
hallan y quiénes son los demás compañeros. Simultáneamente, necesita controlar
su cuerpo para tener un dominio de él, y expresar actitudes positivas para la
convivencia porque también los otros están en actitud de acción.
Acorde con el enfoque pedagógico actual de la educación física, en el
que se plantea tomar en cuenta las características, las necesidades y los intereses
de los adolescentes, reconocer sus propias potencialidades como individuos y
brindarles confianza para que sean capaces de acrecentar sus diversas capacidades,
la escuela secundaria puede fortalecer conocimientos, desarrollar competencias
y comportamientos mediante la acción de los estudiantes, a fin de que
continúen su formación escolarizada y sigan aprendiendo a lo largo de su vida.
Concepciones y enfoques más comunes que se expresan en el trabajo con la educación física
A la educación física se le destina atender el cuerpo humano, que comúnmente
es concebido como lo físico. Al respecto, es necesario tener siempre presente
que las ideas o los modos de tratar y atender al cuerpo, así como la forma en que
se expresan estas concepciones, han ido cambiando a lo largo de la historia de
la humanidad, produciéndose una gran diversidad.
En la educación física se manifiestan con claridad las variadas formas de
pensar respecto al cuerpo y de actuar con él. Así, por ejemplo, se puede encontrar
una concepción que considera al cuerpo como un recurso biomecánico
–organismo biológico que tiene un funcionamiento motor y que mediante la
actividad física se mantiene en forma y saludable– y que privilegia la práctica
del ejercicio físico –hacer abdominales, lagartijas, sentadillas, etcétera. Desde
otra concepción, la educación física promueve el control o la disciplina corporal,
al considerar que el cuerpo se debe mover con base en patrones rígidos,
uniformes o muy coordinados, por ejemplo, las órdenes que se dan al marchar:
paso corto, tomar distancia, media vuelta, entre otras formas. Otra concepción
más se funda en la idea del cuerpo-máquina y busca el perfeccionamiento de
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las capacidades físicas básicas con que cuenta cada ser humano: velocidad,
resistencia, fuerza y flexibilidad; por lo que enfatiza la realización de rutinas
de ejercicio con cierta carga de trabajo, además de la repetición mecánica o
reiterada de secuencias de movimiento; estas actividades tienen un mayor acercamiento
con el entrenamiento físico intensivo. Un ejemplo de concepción
del cuerpo que trasciende a la educación física es aquella que prioriza el sentido
de lo expresivo: un ser humano, al actuar corporalmente, puede encauzar
emociones, manifestar deseos por jugar y hacerlo, así como poner a prueba sus
facultades personales.
Las concepciones del cuerpo como recurso biomecánico, del cuerpo
disciplinado, del cuerpo máquina y del cuerpo expresivo, son algunas de las
que privan, en menor o mayor medida, de manera aislada o entremezcladas,
en la práctica actual de la educación física en las escuelas de educación básica
y, en particular, en las escuelas secundarias.
Por otro lado, la enseñanza de la educación física en la secundaria ha
estado tradicionalmente orientada por un enfoque deportivo que ha priorizado
la medición y la cuantificación de las capacidades físicas de los adolescentes;
por ejemplo, la estandarización de sus capacidades de saltar (a lo alto y a lo
largo), de correr, de hacer abdominales y de resistencia aeróbica (correr sin
detenerse durante cierto tiempo, entre otras posibilidades). En este enfoque
prevalecen la medición y el registro de las capacidades físicas y el desempeño
físico vinculados a la eficiencia del movimiento; asimismo, con la aplicación de
este enfoque, en ocasiones corre paralela la concepción de que el cuerpo es lo
físico y la mente es ajena o incluso contrapuesta a él.
En ese marco conceptual y de enfoque de la educación física, la sesión
de trabajo con los alumnos de secundaria ha sido estructurada conforme al tratamiento
de lo deportivo y su intención ha sido buscar, desarrollar o seleccionar
jóvenes con talento. El estilo de enseñanza se centra en el mando directo,
en que el docente presenta una consigna de trabajo a los estudiantes y les dice
cómo deben llevarla a cabo –muestra el modelo–, los adolescentes observan,
escuchan y reproducen de manera mecánica el movimiento. Con este estilo se
privilegia, sobre todo, la repetición de fundamentos deportivos y un modelo
vertical de enseñanza que tiene dos partes: en la primera se ejecutan, reiteradamente
y por separado, los fundamentos de un deporte, es decir, sin el con
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ni tampoco se brinda una
formación adecuada para todos los alumnos, sino que se selecciona a los más
aptos o hábiles.
texto del juego; y en la segunda se pasa a jugar, suponiendo que los alumnos
sabrán integrar y aplicar los fundamentos aprendidos a las distintas situaciones
que implica la acción deportiva. Los resultados de este enfoque en secundaria
han sido limitados, entre otras razones, porque se omite formar y concentrar la
atención de los estudiantes en los procesos relacionados con el desarrollo del
pensamiento táctico y de la actuación estratégica, que son indispensables para
saber cómo jugar, cómo resolver situaciones diversas en el contexto del juego,
cómo desenvolverse y moverse con o entre otros compañeros –dependiendo
de la naturaleza y las reglas del juego–, y cómo alcanzar el móvil o la razón del
juego deportivo; además, con este enfoque no se atiende en los adolescentes la
depuración de habilidades motrices de tipo abierto
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